La Plata. Ciudad de los Masones.

02.06.2014 15:49
La Plata, ciudad  histórica fundada en 1882, fue hija de la Argentina moderna, aluvional, en su rápido proceso de crecimiento construyó su tradición cultural sobre la base cosmopolita y universal, basada en la idea de la ciencia como promotora del desarrollo social y el progreso cultural, proceso que estuvo signado por el desarrollo en su seno de instituciones científicas y educativas de primera línea.
La temprana existencia de grupos inmigrantes, especialmente italianos y españoles, llevó al surgimiento de una variada gama de asociaciones comunitarias de ideología diversa, fundamentadas en la necesidad de consolidar los lazos de reciprocidad, ayuda mutua y mantener sus raíces culturales.
Para 1888 La Plata, como centro urbano capital de la provincia de Buenos Aires, alcanza los 50.000 habitantes, este rápido crecimiento se fundamenta en cuestiones económicas. El 61% del capital nacional se concentró en la provincia de Buenos Aires, en la Capital Federal el 23% y el resto en el interior del país.
La clase pudiente se dedico a los negocios inmobiliarios y servicios, por esta razón se encaró el proyecto de fundación  de La Plata, como capital del estado más rico de la Argentina, considerado el primer proyecto a gran escala del país.
Para 1910 la población de la ciudad de La Plata era de 95.126 habitantes, principalmente de origen europeo, con un gran porcentaje de extranjeros.
De este total el 10,89 % son propietarios diferenciados en comerciantes, profesionales, quinteros, tamberos y empleados estatales. El resto está constituido por la clase proletaria urbana empleada en el estado provincial o municipal, el comercio y el servicio domestico y los trabajadores rurales en chacras y quintas. En la clase propietaria son unos 6500 extranjeros.
LA PLATA Y LA MASONERIA
La masonería argentina se constituye en 1857. Miguel Valencia (unitario) funda el Gran Oriente y Supremo Consejo para la Republica Argentina y José Roque Pérez (federal) la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Las logias más antiguas fueron Unión del Plata y Confraternidad Argentina (1856), Consuelo del Infortunio, Tolerancia (1857), dentro de las cuales se inician los fundadores de la ciudad. Dardo Rocha, Benoir, y Langenheim. La masonería a través de importantes figuras políticas retiró a la enseñanza de la orbita eclesiástica con la Ley 1420 de educación laica y gratuita. En lo social propició las leyes del matrimonio civil y del registro civil, Secularizó cementerios.
La ciudad fue construida por miembros de la clase alta argentina como una ciudad europea como una arquitectura pública palaciega. Su construcción fue sostenida por una institución financista propia, el Banco Constructor de la Plata, perteneciente a la masonería, que en 1889 estaba presidido por Carlos Schweitzer, Agustín Roca, Carlos Siguiere y Juan J. Lanusse.
El Ing. Benoit, junto al núcleo de pobladores fundadores, en 1885 constituye la Logia Nro. 80 en la cual se inscriben: Florentino Ameghino, Eduardo Losada, Manuel y Cesar Lagenheim, Julio Sánchez Viamonte, Alberto Gregorio, Carlos Fajardo, Vicente Isnardi, Juan Lavié y muchos otros platenses.
Las logias presentes desde el inicio de la ciudad son Luz y Verdad, Stretta Uguaglianza, Triunfo y Justicia, Hijos del Universo, y 1° de Mayo, mas tarde aparecerá la Logia 19 de Noviembre del rito azul, cuyo templo estaba ubicado en la calle  46 entre 2 y 3. Actual iglesia adventista.-
En el esquema urbano platense diseñado por Pedro Benoit, se plasma la ideología masónica. Las diagonales 77 y 78 forman el Compás. Y la Escuadra va a estar dada por las diagonales 74 y 80 para un brazo y 73 y 79 para el otro. El eje público dado por las avenidas 51 y 53 conforman la plomada y las plazas y parques públicos de la ciudad, señalan las posiciones de los integrantes de la asamblea masónica. La Plata es un cuadrado y estar dentro es estar en la masonería. Como ciudad de los vivos tiene una réplica de la monumentalidad del cementerio, ciudad de los muertos, obra de Benoit, habilitada en 1887, con sus bóvedas de gran riqueza en su simbolismo funerario, destacándose la ideología masónica.
Sus expresiones artísticas, arquitectura y adornos funerarios ponen en evidencia el simbolismo ritual funerario de las clases dirigentes de la época fundacional, manifiestas en la arquitectura pública institucional y en los monumentos funerarios familiares.
El portal del cementerio imita un templo de orden dórico, con columnas de fuste estriado y un friso de metopas con íconos de simbología masónica, entre éstos se destacan ángeles que son la alegoría de la transformación de lo visible en invisible, antorchas cruzadas o acompañando a las ramas de olio, las que iluminan hacia abajo, lo hacen hacia la verdadera vida.
El espacio funerario fue planificado en forma semejante a la ciudad, con avenidas, diagonales, calles, manzanas, plazas y arboledas.
La zona de entrada fue destinada al entierro de las principales familias platenses, llegadas con la fundación. Hacia el fondo se encuentran las tumbas en tierra y, en la galería paralela a la entrada, se ubica el área de nichos.
En las bóvedas, resalta la idea de grandiosidad arquitectónica, tanto en las construcciones como en los rasgos escultóricos. Algunas preservan atributos de simbolismo masónico.
La de Vicente Isnardi, tiene una columna sobre un pedestal octogonal en mármol negro y blanco, que se asienta sobre un basamento escalonado con el piso de mármol ajedrezado, cuya simbología señala el Grado de Compañero, del difunto.
Esculpidos en mármol hay arios iconos masónicos: la cara alada del ángel, la clepsidra (reloj de origen egipcio que mide el tiempo mediante el paso regular de agua de un recipiente a otro), alada con la cruz, un lazo y la hoz, el libro rodeado por ramas de roble y olivo, la paloma con una flor en la boca; las antorchas iluminando hacia abajo, la copa de la hostia, una cruz y el ancla (ver laminas)
En la simbología masónica las columnas representan las logias creadas, están unidas por una cadena de eslabones de bronce que significa la unidad de la hermandad, la contraposición blanca y negra alude a la sabiduría y al reino.
Son varias las bóvedas que presentan sobre la puerta una clepsidra alada, posiblemente este debió ser el emblema de algunas de las logias platenses dentro de ellas se destaca la de Manuel Langenheim, importante figura masónica de fin de siglo. La clepsidra alada está encerrada en un triangulo escalonado, debajo se encuentra el símbolo del nombre de Cristo ( Rho y Phi), flanqueado por el alfa y el omega (principio y fin). El conjunto significa que Cristo es el comienzo y el fin de la evolución del individuo y la clepsidra alada, que el tiempo y espacio son creaciones humanas, solo existe el fluir de la eternidad.
Algunas bóvedas de estilo egipcio pertenecen al rito masónico de Memphis y Mizraim, como la de Pelanda Ponce con el disco solar alado que representa la inmortalidad, el poder creador y la fecundidad. La de Pages, tiene columnas lotiformes y rematadas en caras egipcias, tiene una esfinge, como guardián de la vida eterna significa que el tiempo es una dimensión humana. Las puertas tienen caras egipcias que llevan como tocado el símbolo alado de la permanencia.
Lo expuesto permite sostener que LA PLATA fue concebida como una urbe moderna y con la fuerte dimensión simbólica, sus constructores cristalizaron en ella una utopía masónica.
Esperamos que las luces y las sombras de nuestra ciudad cobre para usted una nueva dimensión a través de esta pequeña revelación sobre lo cotidiano. Nuestras diagonales, nuestras plazas, al ser obra de la conciencia revelada, obran sobre los espacios olvidados como una fuente de inspiración diferente a las ciudades que han nacido fruto de la sedimentación de las generaciones o de la explotación económica.
"Nuestra ciudad es única en vastísimos aspectos, es responsabilidad de los actuales habitantes no dejar que se hunda en la desesperanza y el olvido, la apatía o la miseria".  (Carlota Sempe / Rosana Oyanarte).

 

 Tipeada y compilada por el QH:. A. d. V. López (A:. M:.)